La Racha Diabólica

Blog sobre (hacia) el Mundial

jueves, mayo 18, 2006

En un Oscuro Cybercafe de Berlin, 23 horas, Hemisferio Norte; Planeta: La Tierra

Volvamos a vernos. Es lo que le dije hace unas horas a un extravagante cronista costarricense (también cubría el evento para un matutino de "Trinidá y Tabaco" me dijo, cubriéndome la cara con el humo de su habano; lo primero que divisé tras la cortina de humo fue su par de dientes dorados como el sol del mediodía) llamado Román "The Man" Calderón. Pronto tendrán más noticias suyas. Mientras tanto (sigamos, como en folletín) supongo que el negro Orozco está sentando en sus rodillas alguna prostituta albanesa (ayer trajimos al hotel a una trabajadora sexual sólo por el hecho de que manifestó conocer a Kempes; no obstante tenía buenas tetas, duras, aseguró el negro; yo no probé, estoy por casarme con una simpática entrenadora física). Teodoro, que lee este blog, me advirtió que detrás de todo esa intención de escribir para pasar a la historia que había en mi posteo anterior podía llegar a encontrar una idea (él; yo no estaría tan seguro). No dejó de señalarme de que sin un método, era difícil construir teoría. Balbucié. "Lo mio es impresionista", mientras no sea impresionante me dijo. Después se fue. Quiere conocer Frankfurt. Hace unos dias que me dice que el futbol no le gusta; que dejó de ser lo que era (¿Cuando? antes del mundial del Uruguay, asegura sin fruncir el ceño; ¿después? impurezas, envilecimiento del cuerpo y del alma). No puedo estar de acuerdo. Hagamos teoría, para complacerlo; la camiseta: esencia, último refugio de la simbología nacional, de la tradición; espacio último para equivalentizar al fútbol con una batalla. En el 90, nuestra selección jugaba por la camiseta porque no tenía fútbol; selección vistosa para algún aciago demiurgo (acaso Bilardo) actuó perfecto para Héroes II; para tematizar: el paso del documental (Heroes) a la ficción (Heroes II). It's Over. Ya están los 23 tipos que nos van a representar, que sea lo que Dios quiera y no quiera. Baldo, está recorriendo las librerias. Yo, recorro su libro. Si al menos es un artista mediocre (un mediocre, me dijo Teodoro, si es un mediocre no es artista, sentenció) alguna clave para entenderlo debe estar cristalizada en el libro que me regaló. Supongo, por ahora, que es cierta inocencia. A pesar de su tema, es un libro "candoroso". Lo iluminé con mi resaltador buscando alguna parrafito para introducir aquí (el profesor de composición de la EAECS me dijo que así -de esta manera- quedaba diez puntos; recuerdo haber entregado un resumen del partido que Flandria le ganó a Cambaceres por tres o cuatro goles, con una cita de Eugenio de Cambaceres "sin rumbo, como un gaucho sin su china"; por supuesto, no aprobé). Acaso este que les voy a reproducir les diga algo:

"Perón miraba extasiado por la claraboya de la nave espacial. Globuck&/2fa134, el alienígena que leía su pensamiento (el del general) mediante la telekinesis -un arte que había hiperdesarrollado el lóbulo frontal del cerebro de los venusinos otorgándoles una cráneo desmesurado- podía transmitir claramente a sus congéneres lo que el anciano estadista en este momento pergeñaba: "una vez que lleguemos a la Argentina, me deshago de estos cabezones de una vez por todas; los muchachos de la Confederación deben tener algo preparado para mi llegada". Los demás alienígenas contemplaban desesperanzados a Globuck&/2fa134. No recibían más quie información contradictoria. Hace unos minutos, ese mismo hombrecito que miraba senero, las constelaciones estelares, había pensado en una alianza entre alienigenas, la burocracia sindical y los peronistas troskystas de Abelardo Ramos; los venusinos, por su parte, comentaban entre ellos que o bien el general había comprendido que le leían el pensamiento y por ese motivo trataba de confundirlos o, algo peor, aquel hombre les leía el pensamiento a ellos."

Habrá que seguir leyendo. De cualquier manera, la trama me intriga.

Nos volvimos a ver, después de todo.

Al diablo todo lo demás
Aleluya

miércoles, mayo 10, 2006

Hotel Parsifal, 22 horas, Berlin, Hemisferio Norte, Planeta: La Tierra

Alguna vez deberíamos hablar de futbol. Ojala sea ésta la oportunidad, de deslizar, sin interrumpirme, unas pocas ideas. ¿Por donde empezamos?. Acaso la pregunta que me hago ahora es la siguiente: ¿cuándo se dejó de jugar por la camiseta? Adhiero a una postura: el mundial de Estados Unidos es el fin de la representación; del jugar arrastrado por una tradición, una historia, una idosincracia nacional; en fin, una esencia. Argentina, país rico en paradojas, habría acabado con una esencia futobilistica un mundial antes (Italia 90); curiosidad: en ese certámen la Argentina fue el reflejo de la caída de los grandes discursos; primer equipo posmoderno. El lirismo criollo de años ha sustentaba un desempeño decadente; aún así, podían ser Heroes (II); paradigma del aguante de la década (el aguante como paradigma de la década) nuestro team reflejaba la ruina de un país subdesarrollado que podía perder -que estaba al mismo nivel- con africanos (una vez tuvimos el mismo riesgo país que Nigeria, aseguraba Antonio Laje). Aún así, o por estos motivos, se jugó por la camiseta. Porque no había mucho más que eso: camiseta. Lo demás eran esfuerzos denodados por sacar la pelota de nuestro lado. Ya no estabamos lejos de la ficción: Fue un equipo dramático. De cualquier manera se jugaba la argentinidad, mejor dicho, estaba en juego la argentinidad. Ese equipo, abre las preguntas sobre la esencia; equipo límite en todo caso. En el '94 la otra cara: Argentina como la última apuesta al lirismo; un equipo fuera de época, extemporáneo; todos los otros equipos juegan como la Argentina del '90 (acaso el peor Brasil de la historia). ¿Se jugó por la camiseta? Quizás; como los estudiantes franceses que gritaban en las barricadas "no pasarán" (fascitas) al mismo tiempo que eran catalizados por el sistema, los jugadores argentinos hubieran representado a nuestro país si la camiseta era la nuestra y no la de mastercard -el fascismo ya había pasado, ese era el problema-. El 98, el triunfo de la Pyme; del lobby; firmamos el divorcio con la selección nacional; miramos a la selección como a una ex-mujer. Hubo tiempos mejores. Dije que iba a hablar de futbol, ja.

jueves, mayo 04, 2006

Hotel, Berlin Oriental, 21 horas

La comitiva Argentina ha llegado a hospedarse. Mi cuarto de hotel -Parsifal; 3 estrellas; desayuno continental- es pequeño pequeño como el burgués de Monicelli. Recuerdo el chiste de Marx (Groucho): "Servicio de habitación", "¿Sí?", "¿Podría enviarme una habitación más grande?". De hecho, si el lecho fuera como el de Procusto, poco quedaría de mi humanidad. Recibo un mensaje del "negro" Orozco invitandome a un cabaret llamado "Gumersinda's Legs". Pienso si concurro. Mientras tanto... (!) en otro lugar de la misma ciudad, doblevé (Teodoro) cree que las salchichas que come en la zona aledaña a la estación de San Martín, son mejores que las que expende una robusta señora alemana (Inga) en la AlexanderPlatz; la mostaza (anotar) es mucho más picante, dice. En este mismo hotel se hospeda Hache. Supongo que es quién me golpea la puerta ahora. Lo hago pasar. Me ofrenda su controvertido libro; prometo leerlo y (según me indica él, puedo criticarlo) discutir sus atributos. Me avisa: "a los gorilas, por supuesto, no les gustó un carajo". Le hago saber que a los peronistas tampoco (aclaración: la imagen de un Perón decrépito negociando con alienigenas socialistas su vuelta a la Argentina en un OVNI fue repudiada con la misma virulencia por el sector sindical que respondía a Rucci y por los grupos más reaccionarios del mismo movimiento; para ellos "el general" no podía ceder ante estos seres inferiores y a primera vista no peronistas; lo que ponía en juego Hache, sin una intención irónica, era la autoridad y la capacidad de mando del gran conductor (acaso también entonces, su conducción). Hache me dice entonces: "bueno, sabrá ud. que para verificar la existencia de un genio verdadero hay que buscar a todos los necios que se le ponen en contra". La cita es de Stevenson (eso no se lo digo). Lo despido. Tengo que ponerme un saco. La noche alemana me espera.

lunes, mayo 01, 2006

Aeropuerto de Frankfurt, 17 horas (Alemania).

Salimos de Ezeiza a las 21 del día de ayer. Yo (debería presentarme, burro por delante; el crédito del nuevo periodismo deportivo; egresado de la Escuela de Altos Estudios Periodísticos Del Deporte "Chiche" Soñora, orientación fútbol -la otra orientación es ajedrez-; por mi extraordinario desempeño evidenciado en el promedio con el que me recibí 9.75 -disgreción: una feroz discusión sobre el sentido moral del offside en el seminario del colorado Liberman me bajó, notablemente, el coeficiente- fui galardonado con el viaje a Alemania, la estadía en el país, una visa temporal de trabajo -voy a cubrir el certámen- que acredita que no estoy de vacaciones sino trabajando; mi nombre clave es "Z" -revelar mi verdadera identidad revelería también que no estoy trabajando full time; sabrán comprender); Teodoro (doblevé, lo apodé) Alcorno, ganador de un televisor "de esos de plasma" y un viaje al mundial; pesimista en cuanto a la suerte de su selección (Argentina) y sobre casi todo lo demás -reaccionario, anoto-; el fornido "negro" Orozco, años ha, oscuro fullback del efímero Loma Negra; acaso el hombre más feliz de esta compañía, su relación -sentimental, anoto como si fuera Marcela Tauro- con la dueña de aquel equipo lo sostiene al frente de una pizzería en Mataderos; aquí -me refiero a una posición erguida en el aeropuerto- lo sostiene el whisky y las pastillas; por último, viaja -viajó debería decir- con nosotros, el escritor -y filósofo agrega él no yo- Baldomero Hechenagucia -desde ahora ache-, ex boxeador, ex militante montonero, su fama (y su economicamente afortunado presente) se la debe a una edición de bolsillo, muy venerada en su tiempo muy defenestrada ahora, sobre la llegada de unos extreterrestres socialistas (aclara, ache, que aunque hoy se lea como uno de los comienzos de la ciencia ficción en nuestro país, para él era sólo un relato costumbrista con un toque de fantasía -que acaso sea la vuelta de Perón en un plato volador, anoto-). Esos son mis compañeros.

Al diablo con lo demás.
Aleluya.